Mis pestiños

A punto de terminar la semana santa, por fin me decido a publicar una receta de pestiños. Hace mucho tiempo que deseaba aprender a hacerlos pero esta receta tradicional me infundía un poco de respeto. Pero, como cada día soy más osada, por fin me atrevo. Hice un primer intento hace unos días, con una receta que encontré en internet. No estuvo mal, pero este segundo intento sinceramente creo que ha superado al primero. La clave ha estado en modificar la primera receta con los consejos de mi vecina y de otras mujeres que llevan haciéndolos toda su vida y, también a mi propio criterio. Probablemente no sea la receta "definitiva" pero está más cerca de serlo. Los "expertos" de la casa les han dado el aprobado, espero que vosotros también.

Ingredientes:

5 clavos
4 cucharadas soperas de ajonjolí (sésamo)
4 cucharadas soperas de semillas de anís (matalauva)
2 cucharaditas de canela molida
ralladura de un limón grande
zumo de una naranja mediana
2 cucharaditas de mantequilla (temperatura ambiente)
1 huevo grande
1 taza de aceite
1/2 taza de jerez dulce (yo usé tinto pero se puede utilizar blanco si se quiere que salgan más claros)
600 gramos de harina*
1 sobre de levadura
500 gramos de miel de abeja
1 ramita de canela
1/2 taza de agua

* Yo utilicé una harina especial para pestiños que venden en mi pueblo, pero se puede utilizar cualquier harina de repostería de buena calidad.

Preparación

Primero que nada tenemos que tostar los clavos, el ajonjolí y las semillas de anís, removiendo con cuidado para que no se nos queme. Una vez tostadas las especias las molemos. Yo lo hice en thermomix con unos cuantos golpes de turbo y el resultado es muy bueno. En el mismo vaso de la thermomix añadir la canela, la ralladura de limón, el zumo de naranja, la mantequilla, el huevo, el aceite y el vino y se mezcla bien (2 minutos, 37 grados, velocidad 3). Pasado este tiempo añadimos la harina y la levadura y amasamos hasta obtener una masa blanda y manejable ( en tmx. unos 3 minutos v. espiga). No debe quedar ni pegajosa ni dura. Si sucede esto último podemos agregar más aceite y vino. Siempre teniendo cuidado de que el aceite sea el doble que el vino. Tapar y dejar reposar la masa durante al menos media hora.

A continuación, dividimos la masa en dos partes y extendemos con un rodillo hasta que quede fina (unos 2 o 3 milímetros). Cortarlas en círculos. Yo lo he hecho con un aro de emplatar. Doblar los extremos hacia el centro y presionar un poco con un tenedor. La idea es que se marquen unas estrías y sirve además para que, al momento de freírlos, no se abran y parezcan mantarayas, como dice mi hija.

Aparte, calentar la miel con una ramita de canela rebajándola con el agua. Dejar enfriar.

Por último, como os decía, freírlos en abundante aceite de oliva e irlos colocando sobre una bandeja con papel de cocina. Antes de que se enfríen, sumergirlos en la miel pero sin dejarlos mucho tiempo. Lo suficiente para endulzarlos y al mismo tiempo mantenerlos crujientes. Disfrutar con moderación, son deliciosos pero bastante calóricos.