A todo el mundo le suele traer muy buenos recuerdos uno o varios platos del recetario de su madre. Por lógica, no todas la madres son buenas cocineras, sin embargo, todos pensamos que la tortilla de patatas, el arroz, etc., de nuestra madre es el mejor. Probablemente sea así. Muchos años de experiencia y mucho cariño puesto en la elaboración del plato, tienen que reflejarse en el resultado final.
Por supuesto, yo no soy la excepción. También me gusta cómo cocina mi madre. De hecho, es ella la que aparece en la foto de la portada del blog. A modo de pequeño homenaje.
Hace tanto tiempo que nos separan miles de kilómetros que, por desgracia, tengo pocas oportunidades de degustar su cocina. Además, habitualmente viajo en vacaciones navideñas, y suele cocinar platos propios de ocasiones especiales. Esta sopa que os presento digamos que es una plato de diario... Hace muchísimos años que no la como preparada por mi padre, así que el otro día, hablando por teléfono, le pedí la receta y éste es el resultado. Espero que os guste tanto como a mi.
Ingredientes:
1 tomate maduro (mediano)
1 patata mediana
750 ml de caldo de ave (o dos pastillas de avecrem)
150 gr de queso fresco
1/2 cebolla
1 diente de ajo
aceite de oliva virgen extra
Una pizca de orégano
sal y pimienta al gusto
Preparación:
Primero que nada, asamos el tomate en una sartén. Dejamos enfriar, le quitamos la piel y reservamos. Aparte, partimos la cebolla en juliana. Ponemos al fuego una cazuela con un poco de aceite de oliva y pochamos la cebolla. Posteriormente añadimos el ajo cortado en láminas. Troceamos el tomate y lo añadimos al sofrito. Sofreímos otros cinco minutos aproximadamente y añadimos el caldo. A continuación, molemos con la batidora y colamos. De nuevo trasladamos el caldo a la cazuela y añadimos el orégano y salpimentamos al gusto. Cuando el caldo empiece a hervir añadimos las patatas (peladas y partidas en dados). Cuando casi se hayan cocido las patatas añadimos el queso fresco partido en dados pequeños y dejamos hervir otros 3 minutos.
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